domingo, 27 de septiembre de 2009

Adicción.

- Oye, ¿adónde vamos? - Los faros de la camioneta iluminaban la carretera por delante de nosotros, pero no era ningún lugar de Riverton que yo conociera. Estábamos subiendo por una fuerte pendiente.
- No te preocupes, preciosa. - Lucas sonrió - Estarás de vuelta antes del toque de queda. nuestro destino final es una sorpresa.
No pude evitar sonreír.
- ¿Una pista?.
- Lo sabrás cuando lo veas.
Y así fue.
El observatorio era un silo de madrea viejo y pequeño con un tejado verde de cobre por cuyo centro asomaba el objetivo de un telescopio. Cuando empecé a sonreír, Lucas dijo:
- Aquí hubo un pequeño colegio universitario. Lleva cerrado varias décadas, pero la ciudad ha mantenido abierto el observatorio para que los alumnos de secundaria puedan venir de cuando en cuando.
- ¿Está abierto esta noche? - pregunté con impaciencia.
- Esta noche será nuestro observatorio privado. Tendremos que abrirlo nosotros mismos.
Lo cual significaba que había que forzar la cerradura, cosa que Lucas hizo que pareciera fácil. Cuando entramos, nos encontramos en un espacio circular, no muy ancho pero de unos nueve metros de altura. Una escalera de caracol metálica conducía al telescopio. Debido al techo abierto, hacia el mismo frío dentro que fuera, pero me daba igual. Lucas me cogió de la mano cuando subimos las escaleras y nuestros pasos resonaron ligeramente en los peldaños.
Visto desde abajo, el telescopio no parecía tan grande, pero, una vez arriba, sus numerosas ruedas y palancas hicieron silbar a Lucas.
- ¿Sabes manejar esto?.
- Creo que me las arreglaré. - Nunca había manejado un telescopio tan inmenso, no sola al menos, pero había visitado un observatorio cuando iba a sexto y leído suficientes libros para tener una idea. Orientándome (norte, sur, este, oeste), apunte la constelación más próxima con el objetivo. Una nebulosa que habitualmente había visto como una estrella ligeramente menos definida, se veía ahora con toda claridad y detalle, casi como en los libros. Pero aquello era mejor, porque era real.
- Oh, caramba.
- ¿Me dejas?.
- La nebulosa de Orión. Mira. - Me aparté para que Lucas pudiera mirar por el ocular y lo rodeé con los brazos, conmovida y emocionada por el detalle que había tenido conmigo.
- Es bastante espectacular.
- Ajá. - Qué calentito se estaba, y noté que su atención ya estaba pasando de las estrellas a mi. Quería disfrutar aquella oportunidad de verlo todo en tantísimo detalle, pero me estaba costando pensar en nada que no fuera en lo cerca que estábamos.
Se volvió y me besó en los labios. Le cogí la cara entre las manos y volví a besarlo, esta vez en la boca. No tuve suficiente. Seguí besándolo cada vez más apasionadamente, hasta que la respiración empezó a entrecortárseme.
Lucas se puso a acariciarme la piel, rozandome la curva de los senos con las yemas de los dedos, y entonces ya no pude esperar más. Me senté en el suelo metálico y lo traje hacia mi. Mientras el se tumbaba a mi lado, me abrí la chaqueta con tanto ímpetu que casi me arranque los botones. Él me miro sorprendido un instante, antes de abrirse el abrigo y colocarse sobre mi, protegiéndome, abrigándome.
Nuestros besos se tornaron más enfebrecidos, casi desesperados. Lo que estaba sintiendo no se podía expresar en palabras. Mareada y extasiada, eche la cabeza hacia atrás. Las estrellas parecieron inclinarse y girar por encima del techo abierto. Hundí los dedos en el pelo de Lucas para poder mantenerlo pegado a mi mientras me hiciera sentirme de aquella forma.

3 comentarios:

adory dijo...

bua tenemos muchas cosas en comun!!!!^^

seguire tu blog mas a menudo!!

biquiños ^

adory dijo...

ah mi blog es princesajaponesa.blogspot.com

(este es de mia amigo adory ^^)

Ichi dijo...

Mas maaaaaas *-*
Jo escribes genial cosita!

TQQQQQQQQ!