lunes, 21 de septiembre de 2009

The Red House VI

Al día siguiente nos despertamos temprano. Casi no habíamos dormido, así que no fue difícil levantarnos. Nos duchamos, desayunamos y cogimos el dinero y las llaves. Fuimos en el Audi a casa del padre de Byron. Lo dejamos todo allí. Y Byron y yo nos fuimos a disfrutar de otro de nuestro días.
Me llevo a muchos sitios siempre explicándome todas las cosas y formas que había en los edificios. Desde que había llegado a Suecia lo único que había visto era el hotel, la casa del padre de Byron y un centro comercial. Ahora me llevaba por parques, por las calles, siempre cogidos de la mano.
A la hora de comer, nos fuimos a un restaurante. Nos sentamos en un sitio que tenia unas vistas preciosas. Veíamos el parque principal donde los niños jugaban y había un estanque donde había patos y tortugas. Todo lleno de árboles y flores. Hacía frío ese día, pero la gente salia a la calle para aprovechar los rayos calientes del sol. Pedimos algo para picar, no tenia ganas de comer esos enormes platos que servían allí. Mientras comíamos y le contaba a Byron los planes que tenia cuando estuviésemos en California, él bajaba la cabeza.
- Byron, ¿que pasa?.
- No puedo marchar a California de momento.
- ¿Qué? - sentí que los ojos se me mojaban...no quería llorar, ahí no.
- Jamie, tengo que estar unas semanas más aquí, si quiero ir a California tengo que arreglar papeles...ya sabes como va esto...
- ¿Por cuanto tiempo?
- Bastante.
Respiré hondo. Ahora no, llorar ahora no, me repetí.
- Me quedo contigo...- le mire a los ojos y me di cuenta de que me miraba.
- ¿Te quedarías conmigo?.
- ¡Por supuesto!. ¿Acaso lo dudabas, Byron?.
Me cogió de la mano.
- No, por supuesto que no lo dudaba...¿Sabes lo que tienes que hacer, no?.
- Quedarme en el hotel y...
- No, Jamie...Vas a tener que ser la princesa de Malmö.
- ¡¿Prin...?!...¡¿Prin...QUE!?
- ¿De donde pensabas que sacaríamos el dinero, las casas, las tierras, los amigos ricos...?
No podía hablar...¿príncipe?. Nunca me lo había dicho...Claro, ahora todo era más claro...Las tierras, la casa del padre, la rapidez con la que me había mandado los billetes, el coche, el día en la tienda con los saludos de la gente elegante, la mirada de las personas en el restaurante...Todo encajaba.
- Pero yo...princesa...¡vaya! - suspire.
- No te preocupes, solo me conocen aquí. En cuanto acabemos todo esto, nos podremos ir a California...Podremos estar en nuestra casa.
Le sonreí. Asentí lentamente la cabeza mientras recopilaba todo aquello. Cuando dijo eso, la palabra "nuestra" me resultaba reconfortante. Solo seria una temporada más. En unos días estaríamos en California...




~ Un mes después ~

- ¡Estoy muerta!
- Jamie, vamos, solo nos queda una presentación más y nos vamos para casa...
Había sido el peor mes de mi vida. Todos los días, nos levantabamos temprano. Siempre bien vestida, con tacones, elegante vamos...Teníamos que ir a casa de alguien, o al despacho de alguien, o a algún sitio para inaugurar...No teníamos descansos, solo para comer. No le podía agarrar la mano, salvo cuando estábamos en el coche, que me estiraba encima de el...descansando un poco...
- Estas cansada ¿eh?.
- Si un poco, tengo ganas de ducharme tranquilamente, y cerrar los ojos y no ver los flash de las cámaras ni micrófonos ni nada...
Me acariciaba el pelo. Adoraba cuando hacia eso...
- Solo nos queda ir a ver al señor Gray y nos vamos a casa. Además, tengo una sorpresa para ti.
Me levanté rápido. Debido a eso me maree un poco.
- ¿Que es? - le miré a los ojos y desvió la mirada.
- Ah, sorpresa.
Me empecé a reír. Me senté bien, le agarré la mano y me apoyé en su hombro.
Mientras íbamos en coche, seguí recordando el mes. Lo mejor era llegar a casa. Le podía abrazar mientras hacía la cena, nos tirábamos en el sofá viendo una pelicula, o a veces nos sentábamos en la terraza mientras nos abrazábamos, a mirar la ciudad por la noche. Siempre que decía "casa" era esa habitación de hotel. Era nuestra pequeña casa. Lo iba a echar de menos cuando volviéramos a California...California. Lo echaba tanto de menos...mi casa, la playa, la arena, el sol, mis ventanas rojas...¿que diría Byron cuando las viera?.
Cuando me di cuenta, ya habíamos llegado al hotel. La entrevista con el señor Gray había sido rapidísima. Íbamos por el pasillo cuando Byron me dijo:
- Cierra los ojos.
Me tapo los ojos con sus manos, camine despacio, con un poco de miedo. Sentí abrirse la puerta. Sentí la puerta cerrarse, y me susurro en el oído "ni se te ocurra abrir los ojos".
Antes de que pudiera decir nada Byron me agarró y me empujó con la pared. Yo grite de la sorpresa y él me besó en los labios separados. Luego volvió a besarme con más vehemencia, y yo comencé a reaccionar. Me abracé a su cuello, él apretó su cuerpo contra el mío, desde nuestras rodillas hasta nuestras bocas. Nos besamos frenéticamente, como si estuviéramos ávidos el uno del otro. Cogí su cara entre mis manos, aún con los ojos cerrados y noté su incipiente barba. Su rodilla se abrió paso lentamente entre las mías hasta que yo estuve montada a horcajadas sobre su muslo. Luego me puso una mano en la rabadilla, por debajo de la camisa. Sentir el roce de su piel en la mía me mareó, pero no me debilitó.
- Byron...-
Volví a besarlo, más despacio esta vez, intensificando aún más el beso. Byron me apretó contra si hasta que estuvimos practicamente pegados...Antes de que pasara nada le dije, entrecortadamente, mientras el me besaba el cuello:
- Byron...¿no tenias...una sorpresa para...mi?.
- Es verdad...- cogió aire - sorpresa, sorpresa, la sorpresa, no abras los ojos todavía.
Me besó y me guió hasta mitad de la habitación. Al quitar las manos, vi todo lleno de pétalos de rosa. El sofá, el suelo, la cama...
- Oh, dios, pero...que bonito Byron.
Me aferre fuerte a su cintura.
- ¿Te gusta?
- ¡Si!. Que bonito, hasta la luz, hace la habitación roja.
- Acercate a la cama...
Le mire con sospecha...Encima de la cama había una caja blanca con más pétalos de rosa encima...me senté y Byron se quedo detrás de mi de pie...Con un poco de miedo abrí la caja. Había una cajita pequeña roja también, y un sobre. Cogí el sobre primero y lo abrí. Dos billetes. California. Le mire, con los ojos llorosos. Me acaricio el pómulo. Volví a mirar la cajita roja. La abrí. Era un anillo en oro blanco con cuatro diamantes pequeños alrededor. Me lo quito de las manos, se arrodillo en el suelo, me cogió la mano y dijo:
- Jamie Walker Smith, ¿quieres casarte conmigo?
Sin poder hablar, asentí rápidamente, me puso el anillo y me beso profundamente.
A la mañana siguiente, me despertó un susurro en el oído...
- Buenos días Señora Berg Walker.
Me estiré y le bese en los labios.
- Buenos días.
- ¿Sabes que?, me encantan las ventanas rojas de nuestra casa...
Le miré con los ojos como platos...
- ¿Como sabes eso?
- Bueno ya sabes, tengo contactos, además, tenía que arreglar nuestra casa para la boda ¿no?.
Nos reimos a la vez y nos quedamos tumbados en la cama mientras los rayos del sol entraban por la ventana. Ahora seria mio para toda la vida, para toda la eternidad.


The End.

1 comentario:

Ichi dijo...

DIOS ha terminado T^T
Me hubiera gustado que fuera un
porquito mas largo :$ lo estába
disfrutando bastante :)

El final, genial sin duda alguna.

Me encanta *-*

TE QUIERO COSIII (L)