domingo, 27 de septiembre de 2009

Adicción.

- Oye, ¿adónde vamos? - Los faros de la camioneta iluminaban la carretera por delante de nosotros, pero no era ningún lugar de Riverton que yo conociera. Estábamos subiendo por una fuerte pendiente.
- No te preocupes, preciosa. - Lucas sonrió - Estarás de vuelta antes del toque de queda. nuestro destino final es una sorpresa.
No pude evitar sonreír.
- ¿Una pista?.
- Lo sabrás cuando lo veas.
Y así fue.
El observatorio era un silo de madrea viejo y pequeño con un tejado verde de cobre por cuyo centro asomaba el objetivo de un telescopio. Cuando empecé a sonreír, Lucas dijo:
- Aquí hubo un pequeño colegio universitario. Lleva cerrado varias décadas, pero la ciudad ha mantenido abierto el observatorio para que los alumnos de secundaria puedan venir de cuando en cuando.
- ¿Está abierto esta noche? - pregunté con impaciencia.
- Esta noche será nuestro observatorio privado. Tendremos que abrirlo nosotros mismos.
Lo cual significaba que había que forzar la cerradura, cosa que Lucas hizo que pareciera fácil. Cuando entramos, nos encontramos en un espacio circular, no muy ancho pero de unos nueve metros de altura. Una escalera de caracol metálica conducía al telescopio. Debido al techo abierto, hacia el mismo frío dentro que fuera, pero me daba igual. Lucas me cogió de la mano cuando subimos las escaleras y nuestros pasos resonaron ligeramente en los peldaños.
Visto desde abajo, el telescopio no parecía tan grande, pero, una vez arriba, sus numerosas ruedas y palancas hicieron silbar a Lucas.
- ¿Sabes manejar esto?.
- Creo que me las arreglaré. - Nunca había manejado un telescopio tan inmenso, no sola al menos, pero había visitado un observatorio cuando iba a sexto y leído suficientes libros para tener una idea. Orientándome (norte, sur, este, oeste), apunte la constelación más próxima con el objetivo. Una nebulosa que habitualmente había visto como una estrella ligeramente menos definida, se veía ahora con toda claridad y detalle, casi como en los libros. Pero aquello era mejor, porque era real.
- Oh, caramba.
- ¿Me dejas?.
- La nebulosa de Orión. Mira. - Me aparté para que Lucas pudiera mirar por el ocular y lo rodeé con los brazos, conmovida y emocionada por el detalle que había tenido conmigo.
- Es bastante espectacular.
- Ajá. - Qué calentito se estaba, y noté que su atención ya estaba pasando de las estrellas a mi. Quería disfrutar aquella oportunidad de verlo todo en tantísimo detalle, pero me estaba costando pensar en nada que no fuera en lo cerca que estábamos.
Se volvió y me besó en los labios. Le cogí la cara entre las manos y volví a besarlo, esta vez en la boca. No tuve suficiente. Seguí besándolo cada vez más apasionadamente, hasta que la respiración empezó a entrecortárseme.
Lucas se puso a acariciarme la piel, rozandome la curva de los senos con las yemas de los dedos, y entonces ya no pude esperar más. Me senté en el suelo metálico y lo traje hacia mi. Mientras el se tumbaba a mi lado, me abrí la chaqueta con tanto ímpetu que casi me arranque los botones. Él me miro sorprendido un instante, antes de abrirse el abrigo y colocarse sobre mi, protegiéndome, abrigándome.
Nuestros besos se tornaron más enfebrecidos, casi desesperados. Lo que estaba sintiendo no se podía expresar en palabras. Mareada y extasiada, eche la cabeza hacia atrás. Las estrellas parecieron inclinarse y girar por encima del techo abierto. Hundí los dedos en el pelo de Lucas para poder mantenerlo pegado a mi mientras me hiciera sentirme de aquella forma.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Quiéreme si te atreves.



Este juego empezó con una bonita casa, con un bonito autobús sin conductor, una bonita caja y una bonita amiga...No, en realidad me equivoco. El juego empezó antes.
Empezó con una palabra repugnante que no significa nada en absoluto, una palabra como: Metástasis.
Menuda chorrada ¿y por qué no mamut?

lunes, 21 de septiembre de 2009

The Red House VI

Al día siguiente nos despertamos temprano. Casi no habíamos dormido, así que no fue difícil levantarnos. Nos duchamos, desayunamos y cogimos el dinero y las llaves. Fuimos en el Audi a casa del padre de Byron. Lo dejamos todo allí. Y Byron y yo nos fuimos a disfrutar de otro de nuestro días.
Me llevo a muchos sitios siempre explicándome todas las cosas y formas que había en los edificios. Desde que había llegado a Suecia lo único que había visto era el hotel, la casa del padre de Byron y un centro comercial. Ahora me llevaba por parques, por las calles, siempre cogidos de la mano.
A la hora de comer, nos fuimos a un restaurante. Nos sentamos en un sitio que tenia unas vistas preciosas. Veíamos el parque principal donde los niños jugaban y había un estanque donde había patos y tortugas. Todo lleno de árboles y flores. Hacía frío ese día, pero la gente salia a la calle para aprovechar los rayos calientes del sol. Pedimos algo para picar, no tenia ganas de comer esos enormes platos que servían allí. Mientras comíamos y le contaba a Byron los planes que tenia cuando estuviésemos en California, él bajaba la cabeza.
- Byron, ¿que pasa?.
- No puedo marchar a California de momento.
- ¿Qué? - sentí que los ojos se me mojaban...no quería llorar, ahí no.
- Jamie, tengo que estar unas semanas más aquí, si quiero ir a California tengo que arreglar papeles...ya sabes como va esto...
- ¿Por cuanto tiempo?
- Bastante.
Respiré hondo. Ahora no, llorar ahora no, me repetí.
- Me quedo contigo...- le mire a los ojos y me di cuenta de que me miraba.
- ¿Te quedarías conmigo?.
- ¡Por supuesto!. ¿Acaso lo dudabas, Byron?.
Me cogió de la mano.
- No, por supuesto que no lo dudaba...¿Sabes lo que tienes que hacer, no?.
- Quedarme en el hotel y...
- No, Jamie...Vas a tener que ser la princesa de Malmö.
- ¡¿Prin...?!...¡¿Prin...QUE!?
- ¿De donde pensabas que sacaríamos el dinero, las casas, las tierras, los amigos ricos...?
No podía hablar...¿príncipe?. Nunca me lo había dicho...Claro, ahora todo era más claro...Las tierras, la casa del padre, la rapidez con la que me había mandado los billetes, el coche, el día en la tienda con los saludos de la gente elegante, la mirada de las personas en el restaurante...Todo encajaba.
- Pero yo...princesa...¡vaya! - suspire.
- No te preocupes, solo me conocen aquí. En cuanto acabemos todo esto, nos podremos ir a California...Podremos estar en nuestra casa.
Le sonreí. Asentí lentamente la cabeza mientras recopilaba todo aquello. Cuando dijo eso, la palabra "nuestra" me resultaba reconfortante. Solo seria una temporada más. En unos días estaríamos en California...




~ Un mes después ~

- ¡Estoy muerta!
- Jamie, vamos, solo nos queda una presentación más y nos vamos para casa...
Había sido el peor mes de mi vida. Todos los días, nos levantabamos temprano. Siempre bien vestida, con tacones, elegante vamos...Teníamos que ir a casa de alguien, o al despacho de alguien, o a algún sitio para inaugurar...No teníamos descansos, solo para comer. No le podía agarrar la mano, salvo cuando estábamos en el coche, que me estiraba encima de el...descansando un poco...
- Estas cansada ¿eh?.
- Si un poco, tengo ganas de ducharme tranquilamente, y cerrar los ojos y no ver los flash de las cámaras ni micrófonos ni nada...
Me acariciaba el pelo. Adoraba cuando hacia eso...
- Solo nos queda ir a ver al señor Gray y nos vamos a casa. Además, tengo una sorpresa para ti.
Me levanté rápido. Debido a eso me maree un poco.
- ¿Que es? - le miré a los ojos y desvió la mirada.
- Ah, sorpresa.
Me empecé a reír. Me senté bien, le agarré la mano y me apoyé en su hombro.
Mientras íbamos en coche, seguí recordando el mes. Lo mejor era llegar a casa. Le podía abrazar mientras hacía la cena, nos tirábamos en el sofá viendo una pelicula, o a veces nos sentábamos en la terraza mientras nos abrazábamos, a mirar la ciudad por la noche. Siempre que decía "casa" era esa habitación de hotel. Era nuestra pequeña casa. Lo iba a echar de menos cuando volviéramos a California...California. Lo echaba tanto de menos...mi casa, la playa, la arena, el sol, mis ventanas rojas...¿que diría Byron cuando las viera?.
Cuando me di cuenta, ya habíamos llegado al hotel. La entrevista con el señor Gray había sido rapidísima. Íbamos por el pasillo cuando Byron me dijo:
- Cierra los ojos.
Me tapo los ojos con sus manos, camine despacio, con un poco de miedo. Sentí abrirse la puerta. Sentí la puerta cerrarse, y me susurro en el oído "ni se te ocurra abrir los ojos".
Antes de que pudiera decir nada Byron me agarró y me empujó con la pared. Yo grite de la sorpresa y él me besó en los labios separados. Luego volvió a besarme con más vehemencia, y yo comencé a reaccionar. Me abracé a su cuello, él apretó su cuerpo contra el mío, desde nuestras rodillas hasta nuestras bocas. Nos besamos frenéticamente, como si estuviéramos ávidos el uno del otro. Cogí su cara entre mis manos, aún con los ojos cerrados y noté su incipiente barba. Su rodilla se abrió paso lentamente entre las mías hasta que yo estuve montada a horcajadas sobre su muslo. Luego me puso una mano en la rabadilla, por debajo de la camisa. Sentir el roce de su piel en la mía me mareó, pero no me debilitó.
- Byron...-
Volví a besarlo, más despacio esta vez, intensificando aún más el beso. Byron me apretó contra si hasta que estuvimos practicamente pegados...Antes de que pasara nada le dije, entrecortadamente, mientras el me besaba el cuello:
- Byron...¿no tenias...una sorpresa para...mi?.
- Es verdad...- cogió aire - sorpresa, sorpresa, la sorpresa, no abras los ojos todavía.
Me besó y me guió hasta mitad de la habitación. Al quitar las manos, vi todo lleno de pétalos de rosa. El sofá, el suelo, la cama...
- Oh, dios, pero...que bonito Byron.
Me aferre fuerte a su cintura.
- ¿Te gusta?
- ¡Si!. Que bonito, hasta la luz, hace la habitación roja.
- Acercate a la cama...
Le mire con sospecha...Encima de la cama había una caja blanca con más pétalos de rosa encima...me senté y Byron se quedo detrás de mi de pie...Con un poco de miedo abrí la caja. Había una cajita pequeña roja también, y un sobre. Cogí el sobre primero y lo abrí. Dos billetes. California. Le mire, con los ojos llorosos. Me acaricio el pómulo. Volví a mirar la cajita roja. La abrí. Era un anillo en oro blanco con cuatro diamantes pequeños alrededor. Me lo quito de las manos, se arrodillo en el suelo, me cogió la mano y dijo:
- Jamie Walker Smith, ¿quieres casarte conmigo?
Sin poder hablar, asentí rápidamente, me puso el anillo y me beso profundamente.
A la mañana siguiente, me despertó un susurro en el oído...
- Buenos días Señora Berg Walker.
Me estiré y le bese en los labios.
- Buenos días.
- ¿Sabes que?, me encantan las ventanas rojas de nuestra casa...
Le miré con los ojos como platos...
- ¿Como sabes eso?
- Bueno ya sabes, tengo contactos, además, tenía que arreglar nuestra casa para la boda ¿no?.
Nos reimos a la vez y nos quedamos tumbados en la cama mientras los rayos del sol entraban por la ventana. Ahora seria mio para toda la vida, para toda la eternidad.


The End.

martes, 15 de septiembre de 2009

The red house V


Abrí los ojos lentamente. Me gire y me quede boca arriba mirando al techo, pensando en lo que iba a decirle al padre de Byron. En ese momento, se despertaron los nervios. Miré al reloj que estaba encima de la cómoda. Las 08.44. Tenía tiempo de sobra. Me fui a la ducha. Me di un repaso a todo. Me sequé el pelo y me vestí. El vestido de tubo me quedaba perfecto esa mañana, pero ahora venía el problema...mi pelo. No tenía plancha ni nada, solo el mini secador que te daban en todos los hoteles..."Já, algo tendré que hacer con este mini secador". Sin ideas, me lo até y me hice un recogido. Sencillo. Abrí las cortinas, empezaba a salir el sol, iba a hacer buen día. Me pinte las uñas, me maquillé, algo sencillo, una capa de maquillaje, eye liner y rimel. No me di cuenta de la hora hasta que el teléfono sonó.
- ¿Estas lista?
- Si, me pongo los zapatos y salgo.
Nerviosa, me puse los zapatos, me revise en el espejo, me puse brillo y salí. No podía caminar por el pasillo de alfombra azul oscura con esos tacones. ¡Dios, eran insoportables! y eso que acababa de ponerlos; tenía que aguantar. Llegué a recepción. ¿Porque todos estaban en la entrada haciendo un pasillo? Mientras caminaba hasta la salida todos me sonreían, esto realmente era extraño. Les sonreí, con el rubor en las mejillas. El chofer me abrió la puerta, volví a mirar a todos los chicos que hacían el pasillo y me guiñaron unos cuantos el ojo. De verdad que no entendia nada. ¿Llevaba la etiqueta puesta del vestido?. Cuando entre en el coche, Byron sonreía.
- Estas preciosa.
- Tú también, estas...buah, perfecto.- me encantaba como le quedaba el tono marrón claro con sus ojos.
Me dió un pequeño beso y me cogio la mano. Estuvimos todo el viaje mirando por las ventanillas. Cada poco acercaba mi mano a su boca y le daba un beso o la ponía en su cara para que le acariciara. Poco a poco veía que nos apartabamos de la ciudad, y me vino a la mente los chicos haciendome el pasillo...
- Byron, ¿porque los chicos del hotel me hicieron el pasillo al salir?
- Bueno, como te lo explico...en este año que estuve aqui tuve que mover muchos papeles, porque si mi familia perdia todo, yo podía perderlo tambien, ya sabes lo que tengo en mis cuentas. Pero ya que estan en Estados Unidos, no me afectan las deudas de mi madre. Así que, para ayudar a mi padre a pagarlas, me compre ese hotel...
- ¡¿QUE TE QUÉ?!
Se rió mirandome a los ojos por mi reacción.
- Me compre el hotel. Conocía al dueño desde que era pequeño. Nunca tuvo una mujer, bueno, era bastante mujeriego, y tampoco tenía hijos. Era muy amigo de mis padres. Asi que, cuando vio lo que pasaba, habló conmigo y me dijo que si quería comprar el hotel, él tenía que marchar para Túnez asi que...no me lo pense y se lo compre...
- Esto...dios, no me lo puedo creer...¿es tuyo? ¿en serio?.
- Si...Aparte de que siempre me gustaron las vistas desde tu suite...
- Lo sabía... Pensé que me guiñaban los ojos y daban ánimos con las manos porque llevaba la etiqueta del vestido todavía. ¿Que más me perdí este año? - reí nerviosa.
- Tranquila, lo sabrás; y te queda perfecto ese vestido...
- ¿En que estás pensando, Byron?
- En que pasé todo esto rápido, y poder quitartelo...
Volví a mirar por la ventanilla, mientras me ponía más roja que un tomate. Siempre diciendo cosas así para ponerme colorada...Cuánto lo quería...
Nos metimos por un camino un poco estrecho y llegamos a una casa enorme. Una casa no, era una mansión. Era blanca, alta, con una piscina con el agua cristalina, desde ahí podias ver todo Suecia...Mire a Byron y el seguía sonriendome. Entramos a la casa. La entrada era grande, tenía unas escaleras en medio que subias al piso de arriba. Me cogió de la mano y me enseñó toda la planta de abajo, tenia una cocina más grande que mi casa de California. Te podrias perder en esa casa. Cuando nos disponiamos a ir a la segunda planta, Byron se puso tenso. Mire hacia donde miraba él, y ví a un señor alto, fuerte y de pelo blanco. Bajó las escaleras con cuidado.
- Asi que tu eres Jamie, ¿no?.
- Si.
- Soy Lars Erik Berg. Encantado de conocerte.
- Igualmente señor Berg.
- Oh, llamame Erik.
Nos indicó el camino al salón. Me senté en el sofá que quedaba a la derecha del sillón y Byron a mi lado. Con lo que quedaba en medio de los dos. Una sirvienta nos trajo algo de té.
- ¿Te está gustando Suecia?.
- Si, no esta mal, un poco de frío...
Se rio a carcajada limpia.
- Te acostumbraras...- miré a Byron de reojo y vi que se reia tambien. ¿Acostumbrarme?.
- Byron me ha dicho que sois novios, que llevais mucho tiempo juntos...
- Si, es una persona muy especial e importante para mi.- le aprete la mano.
Vi que el padre se ponia tenso y serio. No me estaba gustando nada la cara que ponía.
- Ya se que os quereis mucho, pero...lo siento.
Antes de que continuara, levante las manos, diciéndole que parara.
- Por favor, señor Berg, necesito que me escuche. Se lo ruego.
- Padre...¿Por favor?.
Miro a los dos, y con un gesto con la mano me indicó que podia hablar...
- Solo queria decirle, que por favor, no puedo vivir sin su hijo, lo necesito a mi lado. Este año que estuve sin él, sin noticias de él, no sabia que hacer. Hubo momentos en los que se me apetecía perderme por los mares de California; no sabes lo que senti cuando el otro dia le hoy por telefono decir que me amaba. Ya sé...- intente tragar saliva, no queria llorar - ya sé que teneis problemas, yo os puedo ayudar...no sé trabajando para usted...
- ¡No!- dijo Byron.
- O cualquier cosa - le mire y le sonrei a Byron, nunca lo habia visto con esa mirada de dolor.
El señor Berg, se quedo mirando para nosotros.
- Sé que os quereis muchisimo, todos los dias me lo decia Byron. Pero ese contrato...sé que no lo tenia que haber firmado, si llego a saber que era un falso amigo...Lo siento mucho. Pero...
- ¿Si?.
- Padre...
- Tengo que hacer una llamada. Disculpen.
Se levanto, llamo a su sirvienta y nos dejo solos en el salón. Me eche hacia atras en el sofá. Byron apoyó su cabeza en mi barriga.
- Byron, no se si puedo aguantar más...
- Solo un poco Jamie. Creo que ya sé lo que quiere hacer mi padre. No te preocupes ¿vale?
Me cogio la cara con las manos y me beso. Solo pensar otra vez, que esos labios no podrian ser mios...Volver a sufrir...Sentimos la puerta abrirse. Byron se coloco su chaqueta y yo me puse como antes. El señor Berg entro en el salon y se sento en el sillón de nuevo.
- El señor Madsen viene para aqui. En unas horas.
Mire a Byron confundida. Él se pusó tenso otra vez.
- Padre, ¿porque?...
- Hijo, estoy viendo la relación que tienen ustedes dos. No puedo hacer que os separeis; tu madre y yo, estuvimos separados por más de 5 años, por algo parecido que paso en la familia; no sufrí tanto en la vida. No os lo podeis ni imaginar. Aunque haya enfermado con vicios y gastado nuestro dinero yo la amaba...asi que le voy a decir, que le doy esta mansion, y asi canjeamos las deudas...
No me lo podia creer. El padre de Byron iba a sacrificar su única casa por nosotros dos. No, esa casa no. Tenia que pensar...pensar.
- Espere señor Berg. Tenemos que hacer un plan, usted no puede perder esta casa. Tiene que haber algo. Que os parece si le hacemos una oferta. Entre mis ahorros, mi casa en California...
- No, no, eso si que no...tu casa no Jamie.
- Byron, esa casa no sirve de nada, la venderá lo más seguro. Nada más que veamos que la vende, nos haremos pasar por alguien, o simplemente le diremos a alguien que se haga pasar por el comprador, y sera nuestra de nuevo.
- No es una mala idea hijo.
- Padre ¿crees que será fácil mentirle?.
- Esperemos.

Mientras le contabamos nuestra vida en California al padre de Byron, pasaban las horas.Me enseñó la parte de arriba de la casa. 4 habitaciones, dos despachos 2 baños...era enorme. Llego la hora de comer. Un buen banquete, tenía que darme muchas explciaciones Byron, no entendía casi nada. Cuando volvimos al salón y le contaba como era mi casa en California sono el timbre. Byron se puso detrás de mi, me agarró la cintura y me llevo al salón. Sentí la voz gruesa de un hombre comparada con la del padre de Byron. Nos volvimos a sentar en el sofá. Entro en el salon el señor Berg y detrás un señor, bajito, rechoncho y con un sombrero y una pluma. Me entraron ganas de reirme, y Byron se dio cuenta, pasandome la mano por al espalda.
- Señor Madsen, ya conoce a mi hijo Byron Berg, y esta señorita es su novia y su futura esposa Jamie Walker.
El señor Madsen miro al padre de Byron, me miro a mi, y volvió a mirar al señor Berg.
- Mucho gusto en conocerla, señorita.
- Lo mismo digo señor Madsen, por favor sientese.
Mire a Byron y me guiño el ojo. Puede que significara que la cosa iba bien. El señor Madsen no replico nada.
- Señor Madsen, me gustaria hablar con usted, sobre el tema del casamiento de mi hijo con su progenitora. Deseo anularla.
El señor Madsen, se puso de todos los colores. No sabia si gritar, reir, o llorar.
- Señor Berg, ya sabe usted como esta su situacion...Ya decía yo, que era raro que usted me llamara...
- Señor Madsen - me gire para quedarme enfrente de el - me gustaria hacer un trato con usted. Usted anula el casamiento y yo le doy lo que quiera.
- ¿Lo que yo quiera?
- Si.
- Esta bien, veamos hasta donde puede llegar una americana.
Byron queria protestar pero le cogi de la mano.
- Usted dira, señor Madsen.
- Quiero que mañana a las 22.00 me traigas 1.300.000 de dólares en monedas suecas. Con eso esta zanjado el trato.
- Señor Madsen. ¿Que tal si lo dejamos en 500.000 dólares y mi casa de California?.
- Ummm, ¿como es?
- 120 metros cuadrados, blanca, a 3 metros de la playa, con ventanas en rojo, amplia...
- Esta bien. Mañana a las diez quero los 500.000 dolares y las llaves de la casa. Y ahora, si me disculpais, voy a buscarme a otro "principe" para mi pequeña.
Nos quedamos los tres, alli sentados mientras el gordinflon se iba. Byron miraba al padre mientras que yo tenía la mirada perdida en la alfombra.
- ¿Ya esta? ¿Asi de fácil lo solucioné?
Empece a llorar. Tanto que me faltaba el aire. El señor Berg daba palmas y Byron me abrazaba y me besaba en la cara, en las manos...
- Eres increible cielo.
- Ni que lo digas hijo, es perfecta. Lo siento por los problemas que os he causado.
- No se preocupe señor Berg.
- Padre, no pasa nada. Usted nos ha echo más fuertes.
Y con eso, y una larga noche de cena, bailes, y licores, nos volvimos al hotel. Cuándo entramos todos se pusieron a dar palmas. Me decían cosas en sueco mientras me arrastraba Byron a la habitación. Me di la vuelta al entrar en la habitación, me colgué de su cuello y el empezó a acariciarme los brazos.
- Señora Berg, ha hecho un trabajo escelente.
- Gracias, señor Berg. Gracias por estar a mi lado en todo momento, Byron.
- No, gracias a ti, por no perder la esperanza, por quererme como me quieres, por hacer que me vuelva loco cuando no te tengo. Te amo.
Nos besamos con ternura, mientras me bajaba la cremallera del vestido. Por fin iba a ser mio. Mio para siempre. Esa noche no dormimos apenas. A las 5 de la mañana me quede apoyada en su pecho, mientras el acariciaba mi hombro con su brazo por detrás de mi espalda.
- ¿Mañana vienes conmigo no?
- ¿Y dejarte sola con esa masa de grasa?
Me reí, casi si fuerzas, y le dí una palmada en el hombro.
- No seas tan malo. Es darle el dinero y las llaves y ya está.
- ¿No te da pena...la casa?.
- ¿Te acuerda de Sally? - bostecé.
- Si, esa chica loca, que tiene llaves de todo el mundo...No se como lo hace, pero tiene casas, como alquiladas a gente super rara...- me abrazó más fuerte, así quedaba mis labios justo en su cuello.
- Pues...- le dí unos besos, creo que había pillado mi plan.
- ¿¡No!?
Me reí con ganas.
- ¡Si!. No se como fue la cosa, la llame antes de marchar, fue facil de convencer, ya sabes como es. Le dije que si me podia dar las llaves de una casa que tenía en Alaska, sin utilizar y echa una ruina. Me dijo que la iba a poner como la mía. Que se iba a vengar, sea lo que sea, que nos hubiera pasado. Y mira, la tia tenía razón. Me dijo que todos los viejos verdes era lo que querian. Casas.
- ¡Oh dios, eres increible, INCREIBLE!.
- Le debemos algo a Sally.
- Lo que quiera...
- Me dijo que quería un sueco - rei con ganas.
- Pues le llevaremos uno...
Nos empezamos a reir. Me puso debajo de él, y continuamos con nuestro juego. Después, tranquilamente, cerre los ojos, y me dormí con el ritmo de su respiración debajo de mi cuerpo.

~ Continuará.

lunes, 14 de septiembre de 2009

The red house IV


Habíamos pasado la mejor noche de toda nuestra vida. Un reencuentro después de tanto tiempo, un tiempo eterno para mí. Me llevo a cenar mientras me contaba todo lo que le había pasado en ese año...Padres ricos y en semanas pobres. Contratos ilegales con gente por dinero. Empeños. Todo eso había sufrido el padre de Byron...Y ahora uno de los más importantes y prestigiado jefe de una empresa sueca quiere que Byron se case con su progenitora...Me parecía un cuento chino...No me lo creía...Pero Byron me dijo que él tenía un plan, él no quería casarse con ella...todo era por dinero, dinero para el padre, para pagar todas las deudas...pero, ¿y yo?. ¿Que hacia yo ahí?.
- Jamie, tu juegas el papel más importante. Tú tienes que ir a mi padre, y decirle que yo sólo soy tuyo y de nadie más.
- Byron...¿tú crees que tu padre, va a decir que "si" cuando le diga que te deje marchar conmigo? yo sola no puedo...
- Jamie Jamie...no puedo casarme con ella...es algo...¡no se!¡Joder no la conozco de nada! Por más que le digo a mi padre que ya tengo a alguien con quien quiero pasarme el resto de mi vida no me cree...tienes que decírselo tú. Bien claro. Yo estaré contigo en todo momento...
- Dios, esto...buf...- empecé a sollozar.
- Jamie, tranquila, por favor, no llores...todo esto...te esta dando problemas...estás sufriendo demasiado; si no funciona esto...
- ¿Qué?, si no funciona ¿que?.
- Jamie, si no funciona...yo, no puedo...
- Byron, no...no, no....
Me abrazó. Con eso significaba que solo tenia una oportunidad para volver con él a California, para estar como antes...Lo había decidido. Iba a dar todo lo que podía y llevármelo...En toda la noche no hablamos más del tema. Dimos un paseo, y subimos a mi habitación del hotel. Toda la noche juntos. Lo había echado tanto de menos...Mientras dormía sentía su respiración en mi espalda. Tan caliente.

Me desperté despacio, abriendo los ojos poco a poco...Me giré y ahí estaba, apoyado sobre sus codos, mirándome.
- Buenos días, princesa.
- Hola.
Nos quedamos tumbados mirando al techo sin pensar en el tiempo, hasta que dijo, tenso...
- Jamie, mañana tienes que hablar con mi padre...
- ¿Mañana? pero...no tengo ropa adecuada, solo dos vaqueros no me dio...
- Shh shh, tranquila, hoy iremos a comprar algo de ropa, ¿que te parece?.
- Vale.
Nos duchamos juntos, desayunamos juntos y salimos del hotel juntos. El coche que me recogió en el aeropuerto estaba allí. Nos montamos, algo le dijo en sueco y me susurro en el oído "este será otro de nuestros mejores días..." y me beso dulcemente.
A la media hora aproximadamente, llegamos a la entrada de un edificio muy alto. Le dio orden de algo al conductor, me cogió fuerte de la mano y me dijo "¡vamos!". Al entrar vi un montón de gente bien vestida, con joyas, con muchas bolsas...Pensé que no encajaba bien con mis vaqueros y mis all star...Entramos en una tienda y dijo en inglés "toda vuestra". En un momento tres personas estaban midiéndome, trayendome ropa, zapatos, bolsos...Me probé todo lo que me traían, mientras el negaba o asentía con la cabeza...Al final me decante por tres vestidos...Uno era negro, de palabra de honor, con un lazo en rojo que hacia mis pechos un poco más altos y con vuelo por debajo, me llegaba por la rodilla, con unos zapatos rojos de charol; el segundo era de un rosa pálido, de tirantes, me hacia más alta con unas sandalias con mucho tacón, pensé que estos zapatos me los iba a poner muy poco; y el último, sin pensármelo dos veces pensé que era el adecuado para ponerme delante del padre de Byron, era blanco, de palabra de honor también, pero en forma de tubo, con encaje por arriba negro y un pequeño cinturón negro, con unas rayas hacia abajo que hacia del vestido elegante. Cuando salí del probador, vi que a Byron se le salían los ojos de las órbitas, con un "¡SI!" rotundo sonreí y me desvestí. Al salir de la tienda, era la hora de comer. Me preguntó que quería, y sinceramente, anelaba el mcdonald con él. El pringarnos con el ketchup y robarle las patatas del menú. Encontramos uno y allí nos fuimos. Mientras miraba las bolsas que llevábamos, él pedía los menús.
Comimos y regresamos al hotel. Aprovechamos las últimas horas que nos quedaban, el tenía que regresar con el padre, tenía que hacer unos papeles y decirle que yo iría a verle mañana por la mañana.
Al entrar a la habitación Byron me cogió por el brazo y me dejó en frente de él. Rozó sus labios contra los míos, solo una vez. Lo rodeé con mis brazos y lo besé. Todo dejó de tener importancia. El padre, las deudas, el matrimonio...solo pensaba en Byron y en lo cerca que lo tenía, en el aroma pegadizo de su piel, en el modo en que respirábamos juntos cuando nos besábamos, como si fuéramos dos partes en una misma persona. Me di cuenta de que nos habíamos quitado los abrigos y los jerseys. No me había fijado en los brazos que tenia tan musculosos...Le puse la mano sobre la piel desnuda del cuello y presioné los labios aún más abiertos sobre él. Sus manos fueron acercándose lentamente hacia el borde de mi camiseta. Lo besé apasionadamente. Byron me subió la camiseta por la espalda y levanté los brazos para ayudarle. Se me quedo mirando el sujetador negro y su respiración se volvía cada vez más rápida y superficial. Nos tendimos encima de la cama. Byron tenia razón, ese había sido otro de nuestros días. De esos días, en que los tendrás en la cabeza durante años...
A las 21.00 de la noche, mientras se vestía lo mire con cara apenada, hoy iba a dormir poco...
- Intenta descansar, mañana te vengo a recoger a las 10.30 ¿vale?.
- Si...- dije con un suspiro.
Se estiró en la cama otra vez mientras me abrazaba fuertemente...
- No vas a poder dormir ¿verdad?- le dije mientras intentaba olerle lo máximo posible...quería tener ese aroma toda la noche, conmigo.
- Si...pero no hay otro modo...solo serán doce horas.
- ...largas.
- Si - se estiró para darme un beso.
- A las 10.30...
- Te espero, se puntual Jamie. Y, por cierto, no te asustes cuando vayas a mi casa...- se rió con esa sonrisa suya, esa carcajada que en un año, no dejaba de recordar...
- Me estas asustando de veras...- le sonreí.
- Te amo Jamie.
- Yo también Byron.
Me besó y se fue. Me di una ducha, bastante relajante...me quite el albornoz y me metí en la cama...en el lado que estaba Byron hacía media hora. Todavía olía a el..."¡Mañana será un largo, largo día...!" Con ese pensamiento, cerré los ojos.

~ Continuará.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

The red house III


Después de ordenar mis ideas, y los planes que tenia que hacer, me levanté del sofá, volví a mirar el teléfono. Pensaba que todo esto era un sueño, que él no habia llamado y me habría dicho eso...pero el mensaje estaba allí...
Fui a la cocina, me asome a la ventana, otro día de calor menos...Y pensar que en un día estare en Suecia, al frio de Suecia...Me fui corriendo a la habitación, abrí el armario de golpe, y empece a escoger la ropa, tendría que llevar ropa de invierno, alli dicen que hace mucho frio...La temperatura no subia más de 24º..."¡Dios, si que voy a pasar frio!". Cogi unas maletas de encima del armario y las empece a llenar. Llevaba todo lo que veía, todo "para por si acaso"...Cuando acabé mire el reloj, las 19.35 de la tarde. Me fui a hacer la cena, sinceramente, ese día no tenía mucha hambre. Tenía un zumbido en el estómago que no me dejaba pensar en otra cosa que no ser en Byron, en que en unas horas, lo volvería a tocar, a besar, a tener su aroma pegadizo por todas partes...Intenté distraerme con los chicos que iban a surfear a última hora...Muchas veces había ido a verlos surfear; me parecía algo interesante y fantástico, el poder estar de pie, encima de la ola y dejarse llevar...Eso tenía que hacer ahora, dejarme llevar...
La noche se paso muy larga, no conseguia conciliar el sueño...siempre que me pasaba eso, él me acariciaba el pelo, pero ahora no está...me levanté a por agua, cogi una manta y salí al porche. Todo estaba oscuro. Mañana estaría con él. Estaba nerviosa. Al final, me metí en la cama, cansada del cansancio y me dormí.
"¡Teléfono!¡Que alguien coja el teléfono!...¡MIERDA!" Me levanté corriendo de la cama...tropecé el edredón hasta que por fin...
- ¿Si?
- Estabas dormida, fijo que te tropezaste con el edredón jajajaja
- ¡Byron!
- Solo tengo dos minutos. Escuchame bien, y dejame hablar ¿vale? que te conozco...
- ¡Vale!- se me escapó un bostezo.
- Atenta, cuando llegues del vuelo un Audia A7 gris con los cristales de atrás tintados te estará esperando a la salida del aeropuerto...te llevará a un hotel. Ya tienes la habitación reservada a tu nombre y apellido. Nada más que llegues quiero que me llames al número que tendrás dentro del sobre que te llegará hoy. Y te iré a ver lo más rápido que pueda. Y después hablaremos de todo y te diré que hacer.
- Estoy nerviosa.
- Yo también. En unas horas te veo...te amo.
Colgué el telefono. a los pocos minutos picaron a la puerta, me puse una bata y salí corriendo. Tenia que ser el cartero...Lo era, certificado urgente desde Suecia. Una firma. Temblorosa y sin decirle gracias al cartero me fui al salon. Abrí el sobre. Ahí estaba el billete, el dinero y una carta...Un número de telefono y un te amo en grande. El avión salia a la 13.30 de la tarde. Tenia 5 horas para preparar las ultimas cosas y llamar a mi amiga. En dos horas lo tenia todo echo. Llamé a un taxi, metí las maletas y me dirigí al aeropuerto. Espere hasta que llamaron a los pasajeros con destino a Suecia. Ya estaba en el avion. Pronto estaria con el. Cerre los ojos.

- Señora, ya hemos llegado, por favor despiertese - me dijo la azafata muy amable. Mi corazón empezó a acelerarse. Tenia que salir lo mas rápido que podía para verlo lo antes posible. Nada más salir, vi el audi, y al conductor con un cartel que ponía JAMIE en azul. Le saludé con la mano y el hizo una reverencia. Demasiado cortés. Cogío mis maletas y nos fuimos al hotel. Nada más llegar le dije gracias en sueco (intente que me quedaran algunas palabras cuando no me podía dormir la noche anterior) y el me sonrió, muy amable llevando mis maletas a recepción. Entramos y me saludaron en sueco. Algo le dijo el conductor y me sonrieron todos, me dieron la llave sin decir nada y me llevaron a la habitación. Me dejaron las maletas y le dí la propina al botones. Era la suite. Preciosa. Un salon enorme, un baño con jacuzzi y una cama grande y con sabanas rojas y blancas, en frente una puerta de cristal que te mostraba toda la ciudad. Sin duda la había cogido por las vistas...Me dirigí al teléfono y lo llamé.
- Ya estoy aquí.
- Te amo - contesto.
Me duché rápidamente, y me cambie de ropa, no sabía que ponerme, había estado super comoda con los vaqueros que lleve durante el viaje, tenía que ponerme algo más...¡abrigado!. Me puse otros vaqueros, una camiseta, un jersey y una chaqueta. Llamaron al teléfono...Lo único que había entendido era..."Madame Jamie, sjdkfh ksdjfh Byron, fkjhk llhkgh en recepción". Colgué rápidamente me peine de nuevo en frente del espejo de la entrada y salí cogiendo la tarjeta de paso. Llamé al ascensor, me parecia que nunca iba a llegar. Marque el bajo. Se abrieron las puertas...Ahí estaba...de pie, mirando para afuera. Todo lo que había sufrido durante ese año se esfumó, las lágrimas, los nervios, todo. Se dio la vuelta y me sonrió, con esa sonrisa suya...salí corriendo del ascensor y salte a sus brazos...Empecé a llorar. Sin parar.
- Tranquila mi amor, ya estas conmigo. Te amo, te amo muchísimo.
Me besó como si nunca nos hubieramos besado. Nunca más iba a dejarlo separarse de mi. NUNCA.


~ Continuará.

martes, 8 de septiembre de 2009

The Red House II


Dejé de pensar en esas tonterías. Me metí en casa. Me dirigí a la cocina, no había dado cuenta de que tenia un hambre de perros. Mientras preparaba la comida, encendí la televisión, estaban echando una de esas series aburridas y sin sentido...total, no había otra cosa interesante. Después dieron el tiempo, en California no bajábamos de los 39º, era realmente asfixiante. Recogí todo, y subí las escaleras para ir a la habitación. Otro día sin él. Me fijé en la foto que tenia en el tocador. Estabamos los dos riéndonos, sin importarnos nada, queriéndonos como siempre..."¡Argh! otra vez recuerdos...!". Gire el marco para no poderla volver a ver. Me di una ducha, deje que mis músculos poco a poco se relajasen, había sido una mañana bastante entretenida...mientras pensé que podría hacer...podría arreglar el jardín, o darle la vuelta al salón...Mis pensamientos cesaron cuando sonó el teléfono. Lo deje que sonara...Hasta que salio el contestador..."¡Somos Byron y
Jamie, ahora estamos ocupados arreglando la cama ¡anda no digas tonterías jajajaja![se me oía decir por detrás] ya sabéis, así que podéis dejar su mensaje después de la señal, Bye!". Se me había olvidado borrar ese mensaje. Sonó la señal..."Jamie, ¿estás ahí? por favor coge el teléfono...Bueno, ya sabes quien soy...necesito verte, hablar contigo, darte unas explicaciones...lo siento, te quiero."
No me atrevía a salir de la ducha. No sabia que hacer, no sabia que decirle...¡
Dios! estaba de los nervios. Salí corriendo de la ducha, me sequé lo más rápido que pude y volví a escuchar el
mensaje...Solo podía llorar...No sabia si era de rabia, o de las ganas que tenia de escuchar su voz...quería verle, quería abrazarle. Espere a que llamara otra vez...Tenia que hacerlo. Esperé, es lo mejor que se hacer, durante 2 horas largas, eternas...y sonó otra vez...lo cogí sin pensarlo...
- ¡Byron!
- ¡Jamie!. ¿Jamie, eres tu?.
- ¡Byron, Byron ¿donde estas?
- Jamie, tranquila, estoy bien, es una larga historia, necesito verte, te echo mucho de menos...
- Yo también Byron- dije sollozando.
- No llores, mi amor, no llores ¿vale? no te preocupes.
- ¡¿Pero que es lo que pasa?! ¿Porque no estás aquí?.
- Son cosas de familia Jamie, se murió mi madre, y mi padre quiere que me case con la hija de un multimillonario, para pagar las deudas de mi madre...Lo vendió todo, nuestras tierras y casas, no tenemos nada...y antes de que te pidiera dinero a ti, decidí marcharme yo.
- Pero...¿porque no me llamaste?
- Estuve incomunicado hasta el otro día...Nada más llegar a casa mi padre me encerró en una habitación mientras me contaba todo lo que pasaba y lo que tenia que hacer...Me estuve negando a todo desde un principio...
- Pero ahora estas hablando conmigo...
- Si, le he dicho que sí quiero casarme con la hija del multimillonario...
- No...
- Escuchame atentamente Jamie, tienes que venir...
- ¿A donde?
- A Suecia.
- ¿Que?, estas loco...yo...
- ¡Jamie, tienes que venir, solo quiero estar contigo, no quiero estar con nadie más!
- Vale...pediré el billete mañana por la mañana...
- No te preocupes, te los he enviado por correo con algo de dinero...estará a punto de llegar. Tengo que colgar...Escuchame, te lo explicare todo mejor cuando llegues, haz la maleta, mete lo más importante, si necesitas algo lo compramos aquí. Ven pronto por favor, te necesito. Te quiero.
- Yo también te quiero Byron.
- Nos vemos pronto.
Me quede pegada al teléfono hasta que me di cuenta de que en una semana, probablemente días lo iba a volver a ver...Pero no entendía nada...
¿Matrimonio?
¿Deudas?
¿SUECIA?.


~ Continuará...

viernes, 4 de septiembre de 2009

The red house.


El sol entraba por la ventana bien temprano. Ya empezaba a calentar. Oigo el sonido de la ducha. Está ahí dentro. Doy la vuelta lentamente y veo que mis sabanas blancas están vacías. Sin duda está ahí dentro. Me levanto, quizá esté animado y continuamos lo de anoche...me pongo la camiseta de la noche anterior, abro la puerta y...me despierto. Con el corazón acelerado, jadeando y sudando. Otra vez el mismo sueño. Hace un año y 2 meses que Byron se fue. Solo me dejo una carta. Un folio blanco escrito con unas letras perfectas donde ponía "volveré pronto, esperame. Te amo."
Todavía no entendía porque su marcha fue tan repentina. Después de pasar otra noche perfecta, se esfumó.
Me levanté, harta de tener todas las noches el mismo sueño, el pensar que él esta en mi ducha, que salga y me diga "Buenos días cariño, ¿has dormido bien?" pero como siempre, solo era un sueño. Ya no sabia si iba a volver o no lo vería jamás...Siempre te queda un poco de esperanza ¿no?. No sabia que hacer, eran las seis de la mañana. Me duche, desayuné un zumo de naranja y un par de galletas. Cogí el coche y me fui al supermercado. Encontré que había pinturas de todos los colores, se me ocurrió una idea fascinante..."¿Y si doy un cambio radical a la casa?". Me cogí tres botes de pintura roja, la más roja que hubiera, las metí en el maletero y me fui a casa. Busqué las antiguas brochas de cuando Byron y yo pintamos nuestra habitación de un color marrón, donde parecía que estuviéramos en medio del desierto, los dos solos...Me enjuagué las lágrimas. Decidí que sería la última vez que lloraría por él. Me cansé de esperar. Me puse un pañuelo a modo que agarrara todo mi pelo y empecé a pintar mis ventanas. En unas horas todo estaba acabado...me aleje un poco para ver la fachada...Estaba perfecta. Pero...¿y si ese rojo era simplemente para llamar la atención de Byron? ¿Y si era para que supiera que todavía estaba allí, esperándole?.


~ continuará...

martes, 1 de septiembre de 2009

Una de tantas...


Sólo queda una hora. Mi último día de servicio, jubilación anticipada, yo no la pedí, prescripción médica, un problema cardiaco, angina de pecho según dicen. Debo hacerme a la idea de que tengo que despedirme de mi placa, de ella y de los treinta y tantos años de protección, servicio, lágrimas, sangre, terror y triunfo que representa. Pienso en la serena sonrisa de Ayleen y en los entrecots que habrá comprado en la carnicería hoy y pienso en el cabo que he dejado suelto, en algún lugar una niña estará indefensa en las manos de un baboso sin escrúpulos. El Infierno es vivir día a día sin saber la razón de tu existencia. Lo encontré. Le quité el arma. Las dos. Irá al infierno, pero le parecerá el cielo comparado con lo que le voy a hacer. Muere.
Hace un calor infernal, una asquerosa habitación, de un asqueroso barrio, de una asquerosa ciudad, contemplo a una diosa, me dice que me desea, no perderé ni un segundo mas preguntándome cómo he podido tener tanta suerte. Huele como deben oler los ángeles, la mujer perfecta, una diosa, Goldie dice que se llama Goldie. La sigo hasta la terraza. Se estremece con el viento como la última hoja de un árbol que se muere. Dejo que oiga mis pasos. Se queda rígida un instante.

- ¿Quieres un cigarrillo?
- Claro. Gracias. ¿Te aburren tanto como a mi?
- No he venido a divertirme. He venido por ti. Llevo días observándote. Eres muy deseable. No es tu rostro, ni tu físico, ni tu voz. Son tus ojos, las cosas que veo en tus ojos.
- ¿Y que ves en mis ojos?
- Una serenidad salvaje. No quieres huir, afrontarás lo que tienes que afrontar, pero no quieres hacerlo sola.
- No. No quiero hacerlo yo sola.

El viento se eleva electrizante. Ella es dulce y cálida, casi etérea. Su perfume es una dulce promesa que hace aparecer lágrimas en mis ojos. Le digo que no se preocupe, que la salvaré de todo cuando la asuste, y que la llevaré muy lejos. Le digo que la quiero. El silenciador hace del disparo un susurro, y la abrazo fuerte hasta que se desvanece. Ya nunca sabré de que huía. Cobraré el cheque por la mañana.