martes, 15 de septiembre de 2009

The red house V


Abrí los ojos lentamente. Me gire y me quede boca arriba mirando al techo, pensando en lo que iba a decirle al padre de Byron. En ese momento, se despertaron los nervios. Miré al reloj que estaba encima de la cómoda. Las 08.44. Tenía tiempo de sobra. Me fui a la ducha. Me di un repaso a todo. Me sequé el pelo y me vestí. El vestido de tubo me quedaba perfecto esa mañana, pero ahora venía el problema...mi pelo. No tenía plancha ni nada, solo el mini secador que te daban en todos los hoteles..."Já, algo tendré que hacer con este mini secador". Sin ideas, me lo até y me hice un recogido. Sencillo. Abrí las cortinas, empezaba a salir el sol, iba a hacer buen día. Me pinte las uñas, me maquillé, algo sencillo, una capa de maquillaje, eye liner y rimel. No me di cuenta de la hora hasta que el teléfono sonó.
- ¿Estas lista?
- Si, me pongo los zapatos y salgo.
Nerviosa, me puse los zapatos, me revise en el espejo, me puse brillo y salí. No podía caminar por el pasillo de alfombra azul oscura con esos tacones. ¡Dios, eran insoportables! y eso que acababa de ponerlos; tenía que aguantar. Llegué a recepción. ¿Porque todos estaban en la entrada haciendo un pasillo? Mientras caminaba hasta la salida todos me sonreían, esto realmente era extraño. Les sonreí, con el rubor en las mejillas. El chofer me abrió la puerta, volví a mirar a todos los chicos que hacían el pasillo y me guiñaron unos cuantos el ojo. De verdad que no entendia nada. ¿Llevaba la etiqueta puesta del vestido?. Cuando entre en el coche, Byron sonreía.
- Estas preciosa.
- Tú también, estas...buah, perfecto.- me encantaba como le quedaba el tono marrón claro con sus ojos.
Me dió un pequeño beso y me cogio la mano. Estuvimos todo el viaje mirando por las ventanillas. Cada poco acercaba mi mano a su boca y le daba un beso o la ponía en su cara para que le acariciara. Poco a poco veía que nos apartabamos de la ciudad, y me vino a la mente los chicos haciendome el pasillo...
- Byron, ¿porque los chicos del hotel me hicieron el pasillo al salir?
- Bueno, como te lo explico...en este año que estuve aqui tuve que mover muchos papeles, porque si mi familia perdia todo, yo podía perderlo tambien, ya sabes lo que tengo en mis cuentas. Pero ya que estan en Estados Unidos, no me afectan las deudas de mi madre. Así que, para ayudar a mi padre a pagarlas, me compre ese hotel...
- ¡¿QUE TE QUÉ?!
Se rió mirandome a los ojos por mi reacción.
- Me compre el hotel. Conocía al dueño desde que era pequeño. Nunca tuvo una mujer, bueno, era bastante mujeriego, y tampoco tenía hijos. Era muy amigo de mis padres. Asi que, cuando vio lo que pasaba, habló conmigo y me dijo que si quería comprar el hotel, él tenía que marchar para Túnez asi que...no me lo pense y se lo compre...
- Esto...dios, no me lo puedo creer...¿es tuyo? ¿en serio?.
- Si...Aparte de que siempre me gustaron las vistas desde tu suite...
- Lo sabía... Pensé que me guiñaban los ojos y daban ánimos con las manos porque llevaba la etiqueta del vestido todavía. ¿Que más me perdí este año? - reí nerviosa.
- Tranquila, lo sabrás; y te queda perfecto ese vestido...
- ¿En que estás pensando, Byron?
- En que pasé todo esto rápido, y poder quitartelo...
Volví a mirar por la ventanilla, mientras me ponía más roja que un tomate. Siempre diciendo cosas así para ponerme colorada...Cuánto lo quería...
Nos metimos por un camino un poco estrecho y llegamos a una casa enorme. Una casa no, era una mansión. Era blanca, alta, con una piscina con el agua cristalina, desde ahí podias ver todo Suecia...Mire a Byron y el seguía sonriendome. Entramos a la casa. La entrada era grande, tenía unas escaleras en medio que subias al piso de arriba. Me cogió de la mano y me enseñó toda la planta de abajo, tenia una cocina más grande que mi casa de California. Te podrias perder en esa casa. Cuando nos disponiamos a ir a la segunda planta, Byron se puso tenso. Mire hacia donde miraba él, y ví a un señor alto, fuerte y de pelo blanco. Bajó las escaleras con cuidado.
- Asi que tu eres Jamie, ¿no?.
- Si.
- Soy Lars Erik Berg. Encantado de conocerte.
- Igualmente señor Berg.
- Oh, llamame Erik.
Nos indicó el camino al salón. Me senté en el sofá que quedaba a la derecha del sillón y Byron a mi lado. Con lo que quedaba en medio de los dos. Una sirvienta nos trajo algo de té.
- ¿Te está gustando Suecia?.
- Si, no esta mal, un poco de frío...
Se rio a carcajada limpia.
- Te acostumbraras...- miré a Byron de reojo y vi que se reia tambien. ¿Acostumbrarme?.
- Byron me ha dicho que sois novios, que llevais mucho tiempo juntos...
- Si, es una persona muy especial e importante para mi.- le aprete la mano.
Vi que el padre se ponia tenso y serio. No me estaba gustando nada la cara que ponía.
- Ya se que os quereis mucho, pero...lo siento.
Antes de que continuara, levante las manos, diciéndole que parara.
- Por favor, señor Berg, necesito que me escuche. Se lo ruego.
- Padre...¿Por favor?.
Miro a los dos, y con un gesto con la mano me indicó que podia hablar...
- Solo queria decirle, que por favor, no puedo vivir sin su hijo, lo necesito a mi lado. Este año que estuve sin él, sin noticias de él, no sabia que hacer. Hubo momentos en los que se me apetecía perderme por los mares de California; no sabes lo que senti cuando el otro dia le hoy por telefono decir que me amaba. Ya sé...- intente tragar saliva, no queria llorar - ya sé que teneis problemas, yo os puedo ayudar...no sé trabajando para usted...
- ¡No!- dijo Byron.
- O cualquier cosa - le mire y le sonrei a Byron, nunca lo habia visto con esa mirada de dolor.
El señor Berg, se quedo mirando para nosotros.
- Sé que os quereis muchisimo, todos los dias me lo decia Byron. Pero ese contrato...sé que no lo tenia que haber firmado, si llego a saber que era un falso amigo...Lo siento mucho. Pero...
- ¿Si?.
- Padre...
- Tengo que hacer una llamada. Disculpen.
Se levanto, llamo a su sirvienta y nos dejo solos en el salón. Me eche hacia atras en el sofá. Byron apoyó su cabeza en mi barriga.
- Byron, no se si puedo aguantar más...
- Solo un poco Jamie. Creo que ya sé lo que quiere hacer mi padre. No te preocupes ¿vale?
Me cogio la cara con las manos y me beso. Solo pensar otra vez, que esos labios no podrian ser mios...Volver a sufrir...Sentimos la puerta abrirse. Byron se coloco su chaqueta y yo me puse como antes. El señor Berg entro en el salon y se sento en el sillón de nuevo.
- El señor Madsen viene para aqui. En unas horas.
Mire a Byron confundida. Él se pusó tenso otra vez.
- Padre, ¿porque?...
- Hijo, estoy viendo la relación que tienen ustedes dos. No puedo hacer que os separeis; tu madre y yo, estuvimos separados por más de 5 años, por algo parecido que paso en la familia; no sufrí tanto en la vida. No os lo podeis ni imaginar. Aunque haya enfermado con vicios y gastado nuestro dinero yo la amaba...asi que le voy a decir, que le doy esta mansion, y asi canjeamos las deudas...
No me lo podia creer. El padre de Byron iba a sacrificar su única casa por nosotros dos. No, esa casa no. Tenia que pensar...pensar.
- Espere señor Berg. Tenemos que hacer un plan, usted no puede perder esta casa. Tiene que haber algo. Que os parece si le hacemos una oferta. Entre mis ahorros, mi casa en California...
- No, no, eso si que no...tu casa no Jamie.
- Byron, esa casa no sirve de nada, la venderá lo más seguro. Nada más que veamos que la vende, nos haremos pasar por alguien, o simplemente le diremos a alguien que se haga pasar por el comprador, y sera nuestra de nuevo.
- No es una mala idea hijo.
- Padre ¿crees que será fácil mentirle?.
- Esperemos.

Mientras le contabamos nuestra vida en California al padre de Byron, pasaban las horas.Me enseñó la parte de arriba de la casa. 4 habitaciones, dos despachos 2 baños...era enorme. Llego la hora de comer. Un buen banquete, tenía que darme muchas explciaciones Byron, no entendía casi nada. Cuando volvimos al salón y le contaba como era mi casa en California sono el timbre. Byron se puso detrás de mi, me agarró la cintura y me llevo al salón. Sentí la voz gruesa de un hombre comparada con la del padre de Byron. Nos volvimos a sentar en el sofá. Entro en el salon el señor Berg y detrás un señor, bajito, rechoncho y con un sombrero y una pluma. Me entraron ganas de reirme, y Byron se dio cuenta, pasandome la mano por al espalda.
- Señor Madsen, ya conoce a mi hijo Byron Berg, y esta señorita es su novia y su futura esposa Jamie Walker.
El señor Madsen miro al padre de Byron, me miro a mi, y volvió a mirar al señor Berg.
- Mucho gusto en conocerla, señorita.
- Lo mismo digo señor Madsen, por favor sientese.
Mire a Byron y me guiño el ojo. Puede que significara que la cosa iba bien. El señor Madsen no replico nada.
- Señor Madsen, me gustaria hablar con usted, sobre el tema del casamiento de mi hijo con su progenitora. Deseo anularla.
El señor Madsen, se puso de todos los colores. No sabia si gritar, reir, o llorar.
- Señor Berg, ya sabe usted como esta su situacion...Ya decía yo, que era raro que usted me llamara...
- Señor Madsen - me gire para quedarme enfrente de el - me gustaria hacer un trato con usted. Usted anula el casamiento y yo le doy lo que quiera.
- ¿Lo que yo quiera?
- Si.
- Esta bien, veamos hasta donde puede llegar una americana.
Byron queria protestar pero le cogi de la mano.
- Usted dira, señor Madsen.
- Quiero que mañana a las 22.00 me traigas 1.300.000 de dólares en monedas suecas. Con eso esta zanjado el trato.
- Señor Madsen. ¿Que tal si lo dejamos en 500.000 dólares y mi casa de California?.
- Ummm, ¿como es?
- 120 metros cuadrados, blanca, a 3 metros de la playa, con ventanas en rojo, amplia...
- Esta bien. Mañana a las diez quero los 500.000 dolares y las llaves de la casa. Y ahora, si me disculpais, voy a buscarme a otro "principe" para mi pequeña.
Nos quedamos los tres, alli sentados mientras el gordinflon se iba. Byron miraba al padre mientras que yo tenía la mirada perdida en la alfombra.
- ¿Ya esta? ¿Asi de fácil lo solucioné?
Empece a llorar. Tanto que me faltaba el aire. El señor Berg daba palmas y Byron me abrazaba y me besaba en la cara, en las manos...
- Eres increible cielo.
- Ni que lo digas hijo, es perfecta. Lo siento por los problemas que os he causado.
- No se preocupe señor Berg.
- Padre, no pasa nada. Usted nos ha echo más fuertes.
Y con eso, y una larga noche de cena, bailes, y licores, nos volvimos al hotel. Cuándo entramos todos se pusieron a dar palmas. Me decían cosas en sueco mientras me arrastraba Byron a la habitación. Me di la vuelta al entrar en la habitación, me colgué de su cuello y el empezó a acariciarme los brazos.
- Señora Berg, ha hecho un trabajo escelente.
- Gracias, señor Berg. Gracias por estar a mi lado en todo momento, Byron.
- No, gracias a ti, por no perder la esperanza, por quererme como me quieres, por hacer que me vuelva loco cuando no te tengo. Te amo.
Nos besamos con ternura, mientras me bajaba la cremallera del vestido. Por fin iba a ser mio. Mio para siempre. Esa noche no dormimos apenas. A las 5 de la mañana me quede apoyada en su pecho, mientras el acariciaba mi hombro con su brazo por detrás de mi espalda.
- ¿Mañana vienes conmigo no?
- ¿Y dejarte sola con esa masa de grasa?
Me reí, casi si fuerzas, y le dí una palmada en el hombro.
- No seas tan malo. Es darle el dinero y las llaves y ya está.
- ¿No te da pena...la casa?.
- ¿Te acuerda de Sally? - bostecé.
- Si, esa chica loca, que tiene llaves de todo el mundo...No se como lo hace, pero tiene casas, como alquiladas a gente super rara...- me abrazó más fuerte, así quedaba mis labios justo en su cuello.
- Pues...- le dí unos besos, creo que había pillado mi plan.
- ¿¡No!?
Me reí con ganas.
- ¡Si!. No se como fue la cosa, la llame antes de marchar, fue facil de convencer, ya sabes como es. Le dije que si me podia dar las llaves de una casa que tenía en Alaska, sin utilizar y echa una ruina. Me dijo que la iba a poner como la mía. Que se iba a vengar, sea lo que sea, que nos hubiera pasado. Y mira, la tia tenía razón. Me dijo que todos los viejos verdes era lo que querian. Casas.
- ¡Oh dios, eres increible, INCREIBLE!.
- Le debemos algo a Sally.
- Lo que quiera...
- Me dijo que quería un sueco - rei con ganas.
- Pues le llevaremos uno...
Nos empezamos a reir. Me puso debajo de él, y continuamos con nuestro juego. Después, tranquilamente, cerre los ojos, y me dormí con el ritmo de su respiración debajo de mi cuerpo.

~ Continuará.

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