
Los caballos tienen un sentido desarrollado: cuando pasan por un sitio y se hacen daño, jamas vuelven a pisar ese lugar, ni obligándolos. No vuelven nunca al sitio donde te dañaron, resintiéndose hasta el final.
En cambio, nosotros hacemos todo lo contrario, si tenemos dos pozos y en uno nos dañamos y en el otro no, siempre volvemos al que más daño hace, siempre. Nos alejamos del bueno, y rodeamos el malo, metiendo la pata de vez en cuando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario