
Dicen que las miradas son el delito del hombre, la pura y malvada escusa de mirar es el arma espía de lo pasajero. Cada mínimo detalle se refleja en tus pupilas, y miro, y miro, y miro hasta que te delatas. Cuando miras a los ojos, no puedes mentir. Aunque a veces me encuentro con miradas perdidas, presas de la timidez y tan sinceras como que hoy hace sol, aparecen otras que no siendo tanto, aun sin mirarme, duelen. Jurar, prometer, creer...pupilas, cuevas, lágrimas que delatan como gélidas palabras saben infundidas.